Ciudadano digital: entienda este concepto y sus implicaciones para el Sistema de Justicia

Ciudadano digital: entienda este concepto y sus implicaciones para el Sistema de Justicia

El mundo ha cambiado drásticamente en las últimas décadas. El auge de Internet significa que gran parte de nuestras vidas ahora tiene lugar en línea, y el proceso de digitalización de la sociedad solo parece acelerarse. El ciudadano digital es ejemplo de ello.

Con este cambio rápido surge la necesidad de conocer lo que se le conoce como «ciudadano digital», sus roles, las responsabilidades, las habilidades para navegar por la vida electrónica y cuáles son sus implicaciones para el Sistema de Justicia.

En este artículo, exploramos los elementos esenciales de la ciudadanía digital. Analizamos qué es, por qué es importante y qué implica en los diversos aspectos jurídicos.

¿Qué es un ciudadano digital?

Un ciudadano digital es una persona que desarrolla las habilidades y conocimientos para utilizar de manera efectiva Internet y las tecnologías digitales.

También se refiere a sujetos que usan las tecnologías digitales e Internet de manera adecuada y responsable para involucrarse y participar en la sociedad y la política.

Efectivamente, cualquier persona que utilice herramientas electrónicas modernas puede ser considerada un ciudadano digital. Sin embargo, un buen ciudadano digital es alguien que está informado sobre las distintas circunstancias que conllevan los increíbles beneficios de la tecnología.

Justo por esta razón este concepto es imprescindible para los Sistemas de Justicia, debido a que estos también están incorporando novedosos flujos de trabajo para ofrecer un mejor acceso a la población a una justa y transparente Justicia Digital.

¿Qué es la ciudadanía digital?

En un nivel simplista, podríamos tomar la ciudadanía digital como la capacidad de acceder a las tecnologías digitales y mantenerse seguros. Sin embargo, también debemos considerar y comprender las complejidades de la ciudadanía a medida que comenzamos a convertirnos en ciudadanos digitales, utilizando los medios digitales para participar activamente. en la sociedad y la vida política.

Entonces, la ciudadanía digital es la capacidad de acceder de manera segura y responsable a las innovaciones electrónicas.

¿Cómo nació la ciudadanía digital?

La ciudadanía digital ha evolucionado desde los primeros años de la década de 1990. Este término comenzó a aparecer cuando más tecnología entró en las aulas de clases.

En sus inicios, el término se centró en el acceso a la tecnología, las habilidades duras y la alfabetización digital. Otro enfoque de este concepto en las primeras etapas fue la palabra “ciudadano”.

Hubo conversaciones de académicos y legisladores que decidieron que para ser un ciudadano plenamente participante en su comunidad, necesitaba acceso a Internet y tecnología. En el libro de 2007 Ciudadanía digital: Internet, sociedad y participación, el término se describió como “la capacidad de participar en la sociedad en línea”.

A medida que la tecnología móvil creció, el tema del acceso se discutió menos en el ámbito de la ciudadanía digital y la seguridad se convirtió en una preocupación mayor. Para muchos, la definición se trata simplemente de estar seguro en línea.

Las personas y las instituciones aportarán sus propias experiencias culturales, regionales, éticas y laborales a la forma en que ven y sienten este concepto. El instituto Berkman Klein de Harvard propone usar el término “ciudadanía digital+”, con el símbolo «+» para indicar que es una palabra de amplio alcance y complejidad.

¿Por qué la ciudadanía digital es importante para los Sistemas de Justicia?

Debemos comprender que el ciudadano digital no solo se trata de un tema nuevo, también es una circunstancia que se estima que perdure a largo plazo, por lo que adquiere los mismos derechos que uno «físico» y, a la vez, algunos que son novedosos e inherentes a su naturaleza.

A continuación, destacamos algunos de los puntos clave de la ciudadanía digital que son importantes para los Sistemas de Justicia y su tecnología aplicada.

Igualdad de acceso

La pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto un problema relacionado con el acceso a los Sistemas Judiciales, no obstante, esto es un tema que viene de larga data.

Según el World Justice Project, se estima que un total de 6.5 millones de personas están vulnerables y no tienen el acceso debido a los órganos jurisdiccionales, por lo que el Estado de Derecho es muy débil.

Actualmente, la población mundial se maneja con smartphones, dispositivos que mantienen un flujo de información constante gracias a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC); estas son incorporadas en un sistema de gestión judicial y promueven el mayor acceso posible para todos.

Habilidades digitales

Aquellos que crecen en la era digital deben tener fluidez digital, ser capaces de usar y comprender la última tecnología. Esto no solo les ayuda a navegar de forma segura por el mundo digital, sino que también contribuye a que comprendan cómo la tecnología impacta en los Sistemas de Justicia, y puedan beneficiarse de ello.

La generación actual dará forma al futuro del mundo digital, incluso en el metaverso —que aún no existe la certeza de cómo influirá en los Sistemas Judiciales—, por lo que una comprensión profunda del mismo puede ayudar a garantizar que todos tengan voz en lo que está por venir.

Nuevos delitos a los que se enfrentan los ciudadanos digitales

Con lo cibernético, también vienen ciertos delitos que los Sistemas de Justicia deben tener muy presente, incluyendo:

  • Ciberbullying;
  • Ciberataques;
  • Hackeos masivos y particulares;
  • Robo de datos e información sensible.

Teniendo esto en cuenta, las instituciones judiciales estarán frente a nuevos retos que irán creciendo cada vez más a medida que el desarrollo tecnológico siga avanzando.

Comunicación en línea

El aspecto de la comunicación en línea es más amplio que simplemente mantener una conversación. La gran mayoría de nosotros nos comunicamos en el espacio digital de alguna manera, ya sea a través de las redes sociales, mensajería instantánea u otros formatos.

Sin embargo, la comunicación en línea suele ser muy diferente de las interacciones en persona. Los matices, el tono de voz, el lenguaje corporal y otras señales no verbales no son evidentes.

Además, la distancia física, el anonimato relativo y la falta de consecuencias hacen que algunas personas actúen con menos empatía.

Trabajar en inteligencia emocional puede ayudar con la autoconciencia, la autogestión, la conciencia social y la gestión de relaciones, todo lo cual puede mejorar la comunicación en el espacio digital de los Sistemas de Justicia con los ciudadanos.

Por otro lado, el ciudadano digital tiene la responsabilidad de sus acciones en línea, y es importante enseñar sobre las consecuencias de la mala conducta en un espacio virtual.

Y, para mejorar un flujo de comunicación efectivo, es necesario que tanto los Tribunales, como todo el Ecosistema de Justicia Integral adopten soluciones digitales como las del SAJ, que poseen un portal externo, notificaciones, gestión de audiencias, entre muchas otras innovaciones.

Seguridad y protección de datos

Ahora los Sistemas de Justicia no solo tendrán la tarea de digitalizar todos los documentos, también deberán promover el resguardo y su protección efectiva con métodos de ciberseguridad punteros para evitar que se filtre información a ciberdelincuentes.

Una de las consecuencias de un ciudadano digital es que terminan creando una huella digital de sus datos y, al momento de ingresar a un litigio, poseen un expediente digital que detalla todos los actos en el proceso.

Proteger los datos, conocer cómo mantenerlos seguros ayuda a los Sistemas de Justicia a mantener los derechos y libertades, prevenir el fraude y los delitos cibernéticos y, en última instancia, darles control sobre quién usa sus datos y cómo.

Sin embargo, aunque existen leyes y reglamentos como el RGPD para proteger a las personas en línea, el ciudadano digital también es responsable de lo que comparte.

Es por esta razón que la adopción de softwares dedicados es la alternativa más segura de mantener la información resguardada de manos no autorizadas.

¿Cómo las instituciones pueden adecuarse a este nuevo escenario?

Respuesta rápida: combatir digitalización con digitalización.

Como le hemos mencionado a lo largo de este contenido, la mejor manera de que las Instituciones de Justicia puedan adecuarse a este nuevo escenario mediante un proveedor tecnológico de un software de gestión y automatización judicial como el del SAJ.

Solo de esta manera podrán:

  • mantener un flujo de comunicación constante y efectivo;
  • llevar una gestión de documentos ideal que permiten su almacenamiento y que pueden ser recuperados en cualquier instante y rápidamente;
  • portales para el acceso externo tanto por el ciudadano digital, como por cualquier funcionario, abogado, juez, magistrado, etcétera;
  • sistema de notificaciones que anuncien automáticamente mediante múltiples canales de difusión sobre el asunto en cuestión, de este modo, garantizarán celeridad procesal y seguridad;
  • contar con un expediente digital para llevar una línea de tiempo con el historial, documentos y actuaciones que conforman el foliado electrónico de los procesos.

¿Quiere más información sobre la implementación de esta tecnología? Contáctenos para conocer sobre esta solución y cómo podemos ayudarlo:

  • Email: contacto@lajusticiadigital.com
  • Teléfono: + (55) 48 3027-8000

¡Lo esperamos!